El relevo generacional en la artesanía española

Hoy abordamos un tema con intención de generar reflexión y debate: el relevo generacional en la artesanía española. Como sabrás, España cuenta con una rica diversidad de estilos, técnicas y productos artesanos. De hecho, la diversidad es tan grande que sigue costando encontrar un concepto que sirva como denominador común entre todas las artesanas y artesanos. Si has escuchado alguna entrevista en nuestro podcast, recordarás que hay quién prefiere definirse como artesano, artista, artesana contemporánea, creativo, diseñador o maker. Es difícil que todos ellos se representen bajo el mismo concepto de “artesano”, un paraguas hoy bastante desgastado y algo incómodo. 

Si partimos desde su definición más básica y esencial, la artesanía en España, con sus múltiples variantes, ha sido un pilar fundamental de la identidad cultural del país. Desde la cerámica de Talavera de la Reina hasta la actual innovación en biomateriales, la artesanía española no solo refleja la destreza técnica, sino también la historia y las tradiciones de las diferentes regiones. 

Ahora bien, este sector tan apasionante parece encontrarse constantemente ante un desafío crítico: el relevo generacional. ¿Quién tomará las riendas de ese taller cuando el maestro artesano ya no esté? ¿Habrá una sucesora capaz de dominar esa técnica centenaria?

La situación actual de la artesanía en España

Se trata de un sector compuesto mayoritariamente por pequeñas empresas, microempresas o autónomos. Muchas veces son negocios familiares. Según un informe del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, más del 60% de los artesanos tiene más de 50 años, y una gran parte de ellos se enfrenta a la jubilación sin un sucesor claro. Ante estos datos, es evidente que la falta de relevo generacional amenaza con la desaparición de técnicas y conocimientos únicos que han sido transmitidos de generación en generación.

Ahora bien ¿Por qué no hay relevo generacional? 

Existen varias razones. La primera es el aparente desinterés de las nuevas generaciones. Muchos jóvenes no consideran la artesanía como una opción viable de carrera debido a la percepción de baja rentabilidad y a las largas horas de trabajo. “Si en el taller de mi padre entraba poco dinero y las cosas no iban muy bien en casa, aunque él me enseñase el oficio, lo más seguro es que yo tampoco prosperase económicamente”. Acto consiguiente, lo mejor es cerrar la empresa una vez se jubile el maestro. Es una reflexión lógica, pero demoledora. Si la relación con la familia no es buena, se rompe definitivamente con cualquier opción de continuidad.  Además, en una era digital, las profesiones tecnológicas y urbanas parecen resultar más atractivas.

La segunda razón está en la falta de formación y reconocimiento. Aunque existen escuelas y programas de formación en artesanía, no siempre están bien conectados con el mercado laboral. Además, la artesanía no siempre recibe el reconocimiento que merece como una profesión valiosa y sostenible. Está tan arraigada la imagen romántica del pobre artesano anciano que ha trabajado siempre en su taller y que a duras penas mantiene él solo la tradición que, desde luego, no parece un futuro sexy para ningún adolescente o joven estudiante. 

El tercer motivo de esa falta de relevo es macroeconómico. Las pequeñas empresas artesanales compiten en un mercado global e internacional, contra productos manufacturados en masa y de bajo coste. Además, muchos de estos productos se venden como “artesanos” cuando en realidad no lo son. Si a ello le sumamos la falta de acceso a financiación y recursos económicos, la capacidad de modernización y expansión de los negocios artesanos es muy limitada. 

Finalmente, el cuarto motivo es demográfico. Y este afecta a todos los sectores. Como ya sabrás, la pirámide de población española ya no es una pirámide, es más bien un colador en forma de embudo. Hay menos jóvenes y las nuevas generaciones compiten por los escasos puestos que ofrecen trabajo fijo, estable, bien remunerado y si es posible con teletrabajo.

Dicho esto. ¿Qué panorama más gris nos queda, no? ¿A quién se le ocurriría emprender hoy como artesana o artesano?

Pues bien, lo cierto es que el relevo generacional de la artesanía en España es un desafío, pero hay vías de continuidad. Existen varias palancas que pueden ayudar a superar esta tendencia y romper con creencias limitantes. 

La primera está en la formación y la educación. Cada vez son más las escuelas profesionales y centros universitarios los que ofrecen programas educativos que no solo enseñan las técnicas artesanales tradicionales, sino que también integran habilidades de gestión empresarial y marketing. Por ejemplo, el Centro Oficial de Estudios Superiores Barreira A+D (Valencia) o Escola Massana (Barcelona).

Por otra parte están las campañas de sensibilización. Desde hace ya algunos años, la artesanía está de moda y los medios hablan de nuevas colecciones, nuevos talleres o nuevas colaboraciones de marcas junto a empresas artesanales. Aumentar la visibilidad y el prestigio de la artesanía ayuda a destacar el valor cultural y cualitativo de la marca, revalorizando este sector. Ahora bien, es importante que esta colaboración sea honesta, debe haber un compromiso real y sostenido en el tiempo, sino estaríamos ante un caso de craftwashing

El apoyo financiero y logístico es otro pilar importante. Los gobiernos regionales y nacionales deberían proporcionar subvenciones o incentivos a las empresas artesanas ya que, si se trata de un patrimonio inmaterial reconocido, tiene un valor estratégico y es necesario dotarlo de medios para preservarlo.

En el otro extremo, tampoco hay que esperar poder vivir de la caridad. Ninguna empresa puede esperar poder prosperar solo con las ayudas del gobierno (ni es una estrategia recomendable). Es necesario ser proactivos. Sí solos no podemos continuar, podemos buscar otras vías. Iniciativas colaborativas o cooperativas pueden abrir caminos para reducir costes y mejorar la competitividad. Si no puedes mantener tu taller o tu local ¿Por qué no lo compartes con otro artesano o diseñador? ¿Te has planteado hacer sociedad con otro profesional? Si quieres ir rápido, ves solo. Si quieres llegar lejos, debes ir acompañado. 

Desde una perspectiva más comercial y comunicativa, el comercio electrónico y las redes sociales han permitido ampliar el mercado más allá de las fronteras locales. Linkedin o Instagram permiten conectar con posibles clientes, proveedores y otros profesionales que quizás ni sabías que estaban ahí. Además, puede ayudarte a conectar con otras personas que se encuentran o se encontraban en tu misma situación. 

Otra vía para garantizar el relevo generacional de la artesanía, dentro de una empresa familiar o fuera de ella, es invertir en la modernización e innovación. Es crucial fomentar la innovación dentro del sector, incentivando la adopción de nuevas tecnologías y prácticas sostenibles. Esto no solo puede atraer a las nuevas generaciones, sino que también puede abrir nuevos mercados y oportunidades comerciales. Y todo ello sin estar reñido con la preservación de las técnicas tradicionales. El primer paso es entender el taller como un espacio creativo, abierto y atento a las tendencias del mercado. Podríamos recordar aquella frase de Darwin, donde “no sobrevive el más rápido ni el más fuerte, sino el que mejor se adapta al cambio”.  

Un futuro con mucho talento

En resumen, el relevo generacional en la artesanía en España es un desafío importante pero no insuperable. Con una formación adecuada, apoyo financiero, modernización y un mayor compromiso social, es posible asegurar que estas tradiciones no solo sobrevivan, sino que prosperen en el siglo XXI.

La artesanía española tiene el potencial de continuar siendo una parte vibrante y esencial de la cultura y la economía del país, siempre y cuando se tomen las medidas adecuadas para fomentar la participación de las nuevas generaciones. De nada sirve quejarse de “es que la artesanía se está muriendo” ni replicar la imagen del pobre artesano que a duras penas sobrevive. Hay que ser parte del cambio, como productor y como consumidor. Hay muchísimo talento joven en España y con muchas ganas. De ello, estoy totalmente segura.

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