La cerámica siempre ha jugado un papel importante en Castellón. Más allá de ser un adorno, es un soporte atemporal que cuenta una historia, una tradición o -como en el caso de hoy- una vida. Entrevistamos a Claire Bonheur, una ceramista creativa con una gran sensibilidad por los detalles. De sus manos surgen piezas de gres que aúnan diseño, modernidad, pasión y saber hacer. Ojeando las obras presentadas en su cuenta de Instagram, encontramos armonía entre la elegancia de sus formas y la autenticidad de su origen. Claire elabora ella misma la arcilla con la que realiza su cerámica, siendo el punto de partida de una rica narrativa a través de elementos naturales que entrelazan obra y vida de la autora.
Descubriendo a Claire Bonheur
¿Cómo empezaste en la cerámica?
La cerámica la he llevado siempre dentro, desde muy pequeñita. Mi madre me apuntó con 3 años a un taller de cerámica. Lo disfruté muchísimo. Cuando cerraron, noté que se me quedaba algo dentro.
Con los años seguí con mi formación habitual y cuando ya tenía que pensar si iba a la universidad, decidí ir a la escuela de arte para estudiar alguna cosa relacionada con la cerámica. Yo quería hacer cerámica artística, pero pensaba que no iba a tener muchas salidas. Entonces estudié diseño de pavimentos y revestimientos cerámicos, porque aquí en Castellón el azulejo da mucho de sí.
Enseguida me puse a trabajar en una empresa que fabricaba máquinas para la industria cerámica y yo diseñaba la parte técnica que conformaba el azulejo. Obtuve muchos conocimientos técnicos sobre las pastas, los esmaltes, las contracciones… pero seguía siendo un trabajo poco creativo.
Yo siempre he sido muy creativa: me gusta pintar, la fotografía y me veía limitada en este trabajo. Me notaba que había una parte de mí que quería salir y no podía. Después de 4 años decidí dejarlo. Como también soy diseñadora, estuve varios años en el mundo del diseño web. Aun así, seguía notando que había algo de mí que quería salir pero no podía.
Finalmente decidí quitarme la espinita y me decidí a estudiar lo que yo siempre había querido pero que no tuve valor. Estudié cerámica artística y para mí fue como autocorregirme después de 10 años.
Fue una experiencia muy gratificante porqué conocí gente muy afín a mí. Cuando acabamos los estudios creamos una asociación de ceramistas y montamos un taller entre todos. Era una forma de tener un taller compartiendo gastos.
Estuvo muy bien pero llegó un momento en que éramos muchas personas y se nos quedaba pequeño. Fué entonces cuando conocí a Ximo Riba, un ceramista con el que teníamos intereses similares, y decidimos montar nuestro propio taller. De esto hace ya un año y desde entonces trabajamos muy bien juntos. Cada uno hace sus cosas y los encargos de restaurantes los realizamos a medias. Yo me encargo más de la parte de conformado y él del esmalte. Siempre me ha gustado sumar, por lo que creo que hacemos un buen equipo.
Así que creo que puedo decir que por fin estoy en el principio de mi sueño.
¿Cómo es el día a día en vuestro taller?
Para cubrir los gastos iniciales decidimos centrarnos en la formación y ha sido un éxito. ¡Tenemos mucha gente! La cerámica es tendencia. Ofrecemos desde clases semanales a formaciones específicas para aprender a hacer una taza con filtro para el café, vajilla individual… Y también nos gusta crear propuestas que no sean exclusivamente de cerámica buscando expertos de otros materiales.
Háblanos de tus piezas
Empecé haciendo pequeños floreros y poniendo ramitas, pero cada vez le iba dando más importancia a qué ramita le podía poner. Ahora cuando pienso en la pieza que voy a hacer, la pienso completa con la ramita que le iría mejor. La botánica es una parte muy integrada en mis piezas y este proceso es como un ritual para mí. Me enriquece, me da paz.
A veces necesito desconectar y hago pequeñas composiciones que me parecen un pequeño tesoro. El proyecto en el que estoy trabajando ahora va relacionado con esto.
¿Cuáles son vuestros clientes?
Actualmente trabajamos con algunos restaurantes que nos dan mucha libertad. Nos gusta elaborar nuestras propias piezas con un estilo muy propio, muy orgánico, pero también colaboramos con chefs para diseñar platos para ellos. Por ejemplo, hace poco nos pidieron un plato para servir una galera que fuera un poco elevado y el resto del diseño lo podíamos decidir nosotros. Nos sentimos muy a gusto con este tipo de encargos.
¿Qué proyectos estáis trabajando ahora?
Nuestra idea para los próximos meses es reducir poco a poco el tiempo que dedicamos a las clases y ofrecer workshops o talleres más esporádicos. Así podemos dedicar más tiempo a la producción de piezas propias.
También intentaremos no siempre trabajar bajo encargo, porque te limita en el proceso productivo. Aunque los clientes que tenemos ahora nos dan una libertad creativa que son casi como unos mecenas ¡ojalá todos sean así!
Nuestro propósito hoy es producir nuestra propia línea de productos y lanzar la tienda online en breve.
¿Qué consejo darías a los jóvenes artesanos?
No sé si es un consejo o igual es demasiado obvio, pero les diría que hagan lo que le diga el corazón. Cuando haces algo con convicción y sin miedo a lo que pueda pasar, es cuando más fuerza tienes para enfrentarte a todos los problemas que puedan surgir. Si realmente lo sientes, hazlo.
Acabamos esta entrevista agradeciendo a Claire Bonheur su participación. Desde Labois sido todo un placer poder conocer su proyecto y la dedicación que hay detrás de cada una de sus obras.